sábado, 8 de marzo de 2008

El duatlón de mis entrañas o la transición guarruna. 8mar08.



El Artefacto se salió con las suyas. Tuvo la feliz idea de hacer un simulacro de duatlón de largo recorrido con vistas a una futura competición, como el de Ronda, pero con un poco más de arena y muchos pinos, al estilo Costa de la Luz.

El punto de salida y llegada estaba en Ciclo Taller Francis en Punta Umbría. Nos hicimos la foto de rigor todos los participantes, duatletas y demás acompañantes sobre ruedas e iniciamos nuestro camino pensando ya en la paella que nos esperaría a la vuelta.

Antes de llegar al camping La Bota ya tuve que pegar el primer apretón. Entiéndase apretón de apretar, sinónimo de sprintar, no confundir con otro tipo de apretones, que también los hubo. La banda de agonías que había salido a pinear esa mañana me llamaba al móvil para encontrarnos y unirse a la marcha. El Rompido sería un punto de paso, así que les dije que rodaran en esa dirección para encontrarnos por allí. Mientras tanto, mi grupo se había alejado y ya estaba entrando en los pinos junto al restaurante el Paraíso, pero una “oportuna” caída de Juan Capó en un tramo de arena los hizo ralentizarse un poco para darme tiempo a alcanzarlos.

Quisimos rodar todos juntos en buena armonía, pero como dice el Artefacto, los “incendiarios” que llevábamos de compañía como ciclistas puros, de vez en cuando aligeraban la marcha sin querer queriendo. No obstante como el tiempo apremiaba y lo que pretendíamos era rodar todos juntos sin dejar a nadie atrás, acortamos un poco la ruta original dejando el primer segmento de bicicleta en unos 50 kms. iniciales. La banda de agonías que seguía revoloteando a nuestro alrededor manteniendo contacto telefónico de vez en cuando no pudo finalmente contactar con nosotros en toda la prueba.

A unos 5 kilómetros de Aljaraque hubo hasta un tramo libre para quemar endorfinas acumuladas. Nos reagrupamos y nada más cruzar la carretera a la voz de “cochino el último” la manada de caballos desbocados galopaba en dirección al abrevadero. Criskona y yo nos quedamos los últimos viendo la estampida con ojos como platos mientras bebíamos agua tranquilamente. ¿Pero ande van los corgaos estos? Sólo nos dio tiempo a alcanzar a los percherones rezagados en la cuesta justo antes de entrar en el pueblo. Los pura sangre ya estaban esperando a las puertas de la piscina municipal de Aljaraque, donde DaniH2O nos preparó la primera transición con bebidas isotónicas y platanitos para reponer fuerzas.



Con tranquilidad nos cambiamos, comimos, bebimos, nos fotografiamos, y empezamos el segmento de carrera a pie los 14 duatletas acompañados por la tropa ciclista que realizó, como dice Jotalui, tareas humanitarias. En principio el ritmo iba a ser “amigable” pero pronto se formó un grupo de cabeza y una procesión de corredores esparriaos por el campo.



Terminamos de rodear la laguna del Portil y el grupo de cabeza contaba a esas alturas con 8 unidades: DaniH2O, Andivi, Ramón, Juan Capó, Artefacto, Jesuli, Criskona y Calandraka. Ya en dirección a Aljaraque, el ritmo no disminuía y los miembros del grupo de cabeza se iban descolgando poco a poco. Primero se dejó caer Criskona. Felipe de Bonares en tareas humanitarias pedaleaba en ese momento junto a mi grupo y le pedí un par de clinex porque yo veía el futuro muy marrón. Después se fueron quedando Juan Capó y el Artefacto sin alejarse demasiado. Empezamos a subir los 5 restantes acercándonos al naranjal del Rincón. Entre que yo veía que iba justito y que me estaba cagando vivo, decidí hacer una parada técnica para soltar lastre. Mientras me ponía en pompa vi como se alejaba Jesuli aguantando el tirón del trío de galgos. Lástima que no hubiera un cronómetro a mano, porque hubiera batido el récord de transiciones mojoneras, ya que entre la bajada de pantalones, evacuación forzosa, limpieza ocular, subida de pantalones y echar a correr solo transcurrieron unos 6 segundos.

Juan Capó y Artefacto se encontraron el marrón de dos pisos de frente porque yo no tuve la delicadeza de buscar un sitio resguardao para plantar el pino, no, yo lo hice a la vista, con luz y taquígrafos, a la orillita del camino. El Artefacto me quiso felicitar por tan perfecta obra de arte, pero se ve que con el peso que me quité de encima aligeré el paso y no pudo alcanzarme. Solo logré escuchar de lejos las voces de mis perseguidores entre sentimientos de admiración y asco profundos.

- ¡¡Aaaah!!, ademá el nota ha cagao un mojón bien formao.
- Pero si no ha tardao ná, como se puede cagá tan rápido.

Bajamos hacia la ribera de la cuesta de los patos. Subimos hasta la carretera del Rincón, la atravesamos y bajamos hacia el arroyo. Allí estaba Jesuli esperando porque en un cambio de ritmo había perdido el trío formado por DaniH2O, Andivi y Ramón y no sabía bien el camino.

- No sabía que tu corrieras tanto.

Me dijo Jesuli cuando ya reanudaba la carrera al pasar junto a él. Y yo pa mis adentros pensaba “Ni yo sabía que cagara tan rápido”.

A partir de aquí, nos fuimos separando poco a poco del Artefacto y de Juan Capó. Y así llegamos juntos a la piscina en 1 hora y 25 minutos aproximadamente, a unos 3 minutos del trío de galgos y con un minutillo de ventaja con respecto a la pareja perseguidora. Poco más tarde llegó Criskona quejándose del ritmo “amigable” y jurando venganza para el último segmento ciclista.

Otro duelo de este segmento a pie fue el protagonizado por Burropeco y Cozi, que andaron a la greña hasta llegar a Punta, citándose para duelos posteriores incluso, por lo que habrá que seguirles la pista por lo que pueda pasar.

La última parte era la más esperada por todos. Paseito de unos 15 kilómetros hasta Punta. El ritmo era tranquilo, todos en grupo, pero al llegar al camping La Bota, en vez de coger por el camino de la depuradora se decidió llegar por carretera. Error. Yo sabía que si optábamos por el campo iríamos más tranquilos, pero al elegir la carretera negra se despertaron las hostilidades… los acompañantes ciclistas como Chinasky, Jotalui y otras especias, al que se unió Criskona consumando su venganza… y por extensión to los demás que nos picamos hasta con nuestra sombra, pusimos los cuentakilómetros a 55 km/h de velocidad máxima en el llano, llegando a la tienda de Francis en palabras de Dani, “tumbando a saco en la curva”.

Entre todos dimos cuenta de la paella, la cerveza, refrescos, tortilla, mojama que nos preparó la familia de Francis y que nos sentó la mar de bien mientras contábamos las batallitas, con la mente puesta en otra convocatoria de este tipo como preparación para el Duatlón de Ronda.

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