sábado, 10 de mayo de 2008

Duatlón de Ronda 10may08



Llegamos temprano al estadio y nos metimos en el cajón. Nos colocamos juntitos Criskona, Artefacto y yo. Jesuli se quedó un poco más cerca de la línea de salida. Se le veía con ganas de hacer algo y convencido de lograrlo. Pasamos una hora y media de frío y ya solo deseábamos empezar a pedalear. Bueno, en realidad yo deseaba también hacer algo antes de pedalear, de hecho me puse el culote sin las tirantas pensando en una evacuación forzosa de última hora. En la salida neutralizada nos separamos los miembros del Onuba Team Ronda y el pelotón se agrupó de nuevo en la salida oficial. Esta vez no pudimos estar juntos, aunque los tres mantuvimos contacto visual entre el gentío. Nuevamente Jesuli consiguió un puesto casi de Pole Position.

El estadio se libró de mi, pero la espera de la salida oficial me vino de perlas para consumar el repugnante proyecto que tenía en mente. Junto a la valla, justo al lado de la carretera, porque no había otro sitio, consumé el acto. Las caras de asco no las vi porque me puse mirando pal norte pero el murmullo se hacía cada vez más evidente en el pelotón. Si alguien probara a cagar delante de 3000 tíos podría escuchar las lindezas que me dedicó el pelotón:

- Ciclista nº 1: ¡¡ Ostias el nota como caga !!
- Ciclista nº 2: ¿Quillo ompadre que has comío?
- Ciclista nº 3: Como come el mulo…caga el culo.
- Ciclista nº 4: ¡¡ Oh, my god !! - (este no era de aquí)
- …
- Ciclista nº 2999: Ahhh, qué ascoooooooo…
- Ciclista nº 3000, dorsal 6096, Calandraka: Lo siento pero es una emergencia.

Que poquísima vergüenza hay que tener, pero que a gustito me quedé. Aunque en la salida oficial cada uno tiró por su lado, a unos 10 kms de carrera coincidimos todos los miembros del Onuba Team Ronda menos Jesuli que iba de los primeros. Antes de entrar en el bucle del recorrido bicicletero, Criskona fue el primero en alejarse con su doble. ¡ Como me acordé de mi Anthem doble en la mayoría de las zonas del recorrido. El artefacto se quedó algo retrasado y yo en medio. El contacto visual no lo perdimos aún durante algunos kilómetros.

Iniciamos el descenso por la carretera comarcal a Arriate, pasamos por el pueblo y volvimos al campo donde nos esperaba a lo lejos la subida trialera. De vez en cuando miraba atrás buscando a mi compañero, viéndolo en algunas de las revueltas de la subida. Mis problemas con los cambios no me dejaban más opción que usar plato chico en las subidas más fuertes, además los 2 piñones más pequeños los tenía de adorno.

En uno de los avituallamientos me lo tomé con tranquilidad dándole tiempo al Artefacto para contactar conmigo. Lo esperé a que se avituallara, pasándole algunas barritas que me pidió. Me confirmó que no iba bien.

- No tengo chispa.
- Vamos, sígueme.

Aún en las condiciones que iba Cristóbal era un buen compañero de carrera. Intentaba tirar de él todo el rato mirando continuamente atrás por si se quedaba. A veces se formaba algún grupo, sobre todo en el llano e intentaba seguir el ritmo a duras penas.

- Sigue tu si estás más fuerte.
- Tu tranquilo, pégate a mi rueda.

Nos llegó a coger por detrás Peralta y su marido. Yo iba bien y en ese momento intenté tirar un poco de Cristóbal. Como luchador nato que es me siguió aún no estando en su mejor momento de carrera. Poco a poco se fue recuperando en las subidas, aunque al finalizar las mismas y llegar a un tramo de bajada yo siempre intentaba pegar un arreón y ponerme delante suya para arrastrarlo en la bajada y alejarnos de los ciclistas que rodaban con nosotros. Dejamos atrás nuevamente a Peralta y compañía aunque no pudimos seguir a un tándem que nos pasó en una pista llana como un cohete.

A pesar de eso pasamos a varios duatletas. Cada vez que veíamos un corredor con un dorsal 6000 nos poníamos en guardia, a los solo-bikers casi los ignorábamos. Pasamos a un duatleta conocido de Cristóbal, un tal Claudio que el año pasado hizo un 7º puesto. A pesar de todo no íbamos tan mal. Vimos otro seismil a unos metros.

Nos acercamos. Sin mirar atrás a Cristóbal le hice la señal mágica. El gesto de mi mano dando el jachazo fue entendido a la perfección por mi compañero y le quitamos las pegatinas al pasar para no darle la más mínima esperanza de cogernos la rueda.

Bajada a Montejaque por roderas de automóvil … peligrosa y rápida… otra vez pego un tirón antes de empezar a bajar para entrar primero en la bajada… detrás mía se coloca un Califa cordobés y justo detrás Artefacto…

Estamos llegando, que poquito queda, el Artefacto se ha recuperado bien y ahora soy yo quien empieza a flaquear con algunos amagos de tirones en los cuadriceps. Empieza a llover, la cosa se pone chunga. Ya pensamos en el infierno que nos espera corriendo bajo la lluvia y enfangados hasta los ojos. Atravesamos el cuartel y bajamos la carretera hasta la zona de transición. Afortunadamente paró de llover. El agua no nos había calado. Entramos en los boxes, la Mérida de Jesuli está la 5ª por orden de llegada. La de Criskona está también entre las 10 primeras, mi Kona y la Specialized del Artefacto ocupan las posiciones 12 y 13 respectivamente. Miré mi cronómetro y marcaba 3 h 26 minutos. Jesuli ha volado y Criskona al que no le pudimos dar alcance en los 78 kilómetros del primer sector resultó entrar unos 4 minutos antes que nosotros.

La idea de cambiarse de ropa que rondó por algunos miembros de la expedición onubense se vino al traste con las ansias de salir pitando. Si ya lo sabía yo, la competición la llevamos en la sangre y no paramos ni para respirar.

Comenzamos a correr. Nos pasó Peralta y su gregario animándonos al pasar: “Vamos campeones”. Empezamos a subir la ermita. Los cuadriceps me avisan de que sería bueno parar un poco y estirar… pero los riñones no me aconsejan nada, simplemente me dan la orden de STOP.

- Cagon tooo. Quillo sigue tu palante Cristóbal.
- Venga, voy trotando despacito.

¡¡ Ay despacito !!. Hijo la grandísima. Como escarbaba patrás el hijoputa. Poquito a poco se me alejaba, me miraba atrás de vez en cuando. Yo no me podía poner en posición vertical. Iba andando parriba con las manos en las rodillas y con el pulgar apretándome los cuadriceps doblaito como una alcayata.

Me adelantan duatletas a cuentagotas pero sin parar, uno detrás de otro, voy perdiendo posiciones. Sólo adelanto a algunos ciclistas que suben andando, e incluso a algunos que suben montados. Me fui acercando a uno de estos ciclistas lentamente pero sin pausa. Cuando lo tuve al alcance de mi brazo le di un manotazo a la rueda trasera jugueteando con él “cual guepardo que derriba a esa cría de gacela con la zarpa para que sus cachorros practiquen el cruel juego de la supervivencia” (Momento patrocinado por Canal Odisea). Quitas la gacela y el guepardo y el Masai Mara y pones el biker, el Calandraka y la subida de la ermita y es igualito. La única diferencia es la velocidad. A medida que lo adelantaba me dio un poco de pena y lo empujé con la mano. Al notar la mano milagrosa no pudo contenerse:

- ¡¡ Me estas dando la vida !!. ¿Te hace falta algo? ¿Quieres agua?
- No gracias… vamo parriba…

Después de los tramos duros llegó el rellano hacia la bajada del empedrado. Un espectador me animaba diciendo que iba de los primeros y que no me seguía nadie, pero al volver la vista atrás había otro duatleta al acecho que al poco tiempo me pasó. Bajé el empedrado, bebí isotónicos en el avituallamiento y una naranja y enfilé la carretera en bajada hacia Benaoján. Los riñones ya no me dolían y los cuadriceps aguantaban… me iba sintiendo mejor a cada kilómetro de carrera, y más cuando me metí en el campo otra vez.

En el estrecho sendero frente a la Cueva del Gato voy bien, al ritmo de las bicis o más rápido que ellas gracias al fango y las piedras mojadas que eran un peligro para las ruedas, e incluso para los zapatos. Alcanzo la carretera y llego al último avituallamiento del recorrido a pie donde los legionarios me animan entre bromas. Entro en la pista y un hombre me dice que sólo me quedan 2 kilómetros.

Unos metros más adelante le pregunto a otro hombre si queda mucho para confirmar al anterior. El nota va con una azada en la mano y ni me contesta. ¿Unos 2 kilómetros no?, le insisto. Sigue sin contestar. ¡¡ Oh my God !!, este tío no es de aquí. Además va armado, me voy corriendo.

Me acerco a la zona de transición, todavía hay duatletas y ciclistas subiendo hacia la ermita. Ahora mismo, montarme en la bici para mi es una liberación, así que estoy deseando cambiarme de zapatos, ponerme el casco y … empezar a subir por el empedrao del cachondeo. Tengo que estar muy mal de la cabeza para desear esas cosas. En realidad tengo que estar muy mal para venir aquí.

Empiezo a adelantar a ciclistas sin conocimiento y a algún que otro duatleta. Alcanzo a un 6000, lo adelanto pero me vuelve a pasar:

- El año pasado lo pasé mal, hice más de 8 horas.
- No te preocupes, esta vez bajamos de las 6 horas.

Alcancé a otro duatleta y esta vez no me siguió. El empedrao se iba acabando y llegaba el asfalto. La meta estaba muy cerca y la gente animaba por las calles. Yo ya solo deseaba que no se me partiera la cadena. Entré en meta. Mi tiempo, al igual que todos los demás componentes del Onuba Team Ronda fue excelente. Jesuli y Criskona subieron al podium en categoría senior, primero y tercero respectivamente. Yo y el Artefacto hicimos muy buenos puestos en categoría veterano y en la general, el Artefacto adelantó finalmente al Criskona y en lo que a mi respecta, mejoré mi posición en la clasificación y mi tiempo del año anterior en más de media hora. Que coraje me dio pensar que el año pasado con las 5h46m me hubiera subido al podium.



Este equipo de mentirijillas no tiene límites de verdad. El año que viene igual nos lanzamos a por los 101 kms marcha… ¿o repetimos el duatlón?. Ya veremos, el caso es sufrir.

Datos del crono: 3h26m (78kms. 1ª transición) / 5h15m (+16kms. 2ª transición) / 5h46m (+7kms.tiempo total meta)

No hay comentarios: