sábado, 20 de octubre de 2007

Paterna MTB Maratón 20oct07




Es sabido que la meteorología es mitad ciencia mitad arte, arte de adivinación, pero si hay un día en que los metereólogos no pronostican sino que aseguran que va a llover, ese es el día de la celebración del maratón MTB de Paterna. El hombre del tiempo se pone en contacto con el club ciclista el Cañoñazo a principios de año y pregunta cuando celebran la prueba para marcar ese día como lluvioso en la zona del condado de la provincia de Huelva. Pero el calentamiento global es un hecho, ya lo dice Al Gore: “Planet is recalentanding… this year is not raining, sequing like mojama in Paterna MTB Marathon”.

La salida fue temprano, sobre las ocho y media de la mañana, pero no hacía ni frío ni calor ni nubarrón amenazador. Los agonías salimos todos juntos: Juan Antonio, Claudio, Vasco, Paco, Coleta, Dani y el burro el último, pero enseguida nos separamos. Coleta y yo pegaditos en la salida neutralizada, aunque después me adelanté al llegar a la salida oficial, a la entrada del carril de tierra. Ahí fue donde avisté a Dani. El pelotón que en principio rodaba muy rápido, ralentizó la marcha y nos agrupamos… pero por poco tiempo, el grupo se estiraba por momentos y me separé un poco de Dani, quedándome en primera posición provisional de los agonías.

En la primera subida fuerte, a menos de 10 kms. de la salida, paso a RKTSalva que va mal, no aguanta el ritmo, al verlo en la meta al terminar la carrera me confirmaría que tenía el cuerpo chungo, no fue su día. Más adelante ruedo un tiempo con RKTCristian. Me encuentro a Fabio pinchado y le recuerdo a Cristian que le toca a él. Se libra de pinchar, pero no se libra de mí hasta muy avanzada la carrera.

Me alcanza JCAlcolea. ¡¡ Titán !!, me grita con un saludo que solo conocemos los que hemos terminado el Titán. En la única rampa bestial que subí andando el nota no pone ni un pie a tierra… más adelante me lo encontré en la cuneta del camino pinchado… no me alcanzó más porque creo que pinchó de nuevo, porque sino me hubiera cogido con toda seguridad.

En el segundo avituallamiento me cojen mi compañero de equipo Dani y Gonzalo del C.C. El Molino, pero ruedan conmigo poco tiempo, se quedan atrás en el sendero que discurre dentro del paraje natural Pata del Caballo. La técnica es una parte importante del MTB y lo demuestro.

En el avituallamiento nº 3 lleno el bote, pero en la bajada pedregosa posterior lo pierdo… el bote me bailaba hasta que terminó por desaparecer de mi vista en uno de los baches, y aunque me di cuenta no me paré a recogerlo… así que me quedé sin agua a falta de 40 kms. aproximadamente para la meta. Me alcanza de nuevo Gonzalo con el que hice casi toda la carrera adelantándolo en las bajadas y cogiéndome en las subidas. Le explico lo sucedido y me da un trago de agua.

En la rapidísima y peligrosa bajada sobre las crestas de colinas romas de vegetación hasta el barranco del Chacho cogí a un grupo donde iba la ganadora en féminas de Dr. Bike Durita Holm y Gonzalo al que atrapé en la bajada posterior a la subida donde me alcanzó por enésima vez. Les quité literalmente las pegatinas, mi bajada sin pecar de falsa modestia, fue de vértigo… como diría Salva en la Sierra Nevada Límite de este año, daba pánico. Llegué al arroyo y subí por el mismo cauce cual salmón con ganas de deshovar.

En mitad del arroyo me encuentro a un nota con una litrona en la mano y un vaso en la otra.
- ¿Quieres un poco?
- ¿Cerveza?
- No serás el primero… ni el tercero tampoco.

Al salir del riachuelo me encuentro un picnic en la misma orilla, sin nadie alrededor y con una botella de Coca Cola de 2 litros en una mesa. Iba sin agua, y la tentación de dirigirme al picnic de los campistas ausentes, cual oso Yogui, y llevarme al gaznate la refrescante bebida se me pasó por la mente. ¿Pero si no me paré para buscar el bote perdido cuando se me cayó, me voy a parar ahora para llevarme una botella de Coca Cola? Pa’lante… o mejor dicho pa’rriba, porque aquí empezaba otra de las subidas gordas, 3,3 kms. seguidos de la cuesta del Chacho.

Desde mi posición dominante vi allá abajo entrando en el barranco a Gonzalo y más tarde a Dani, al que le di un grito de ánimo. Como no, Gonzalo me pasó una vez más pero no le pedí agua de nuevo porque no quise abusar. Con el que si me encontré y le pedí un trago fue al compañero de ruta que rodaba conmigo cuando se me cayó el bote.

Casi al final de la cuesta del Chacho me uno a una pareja del MTB Fuengirola Mijas, vuelvo a pedir agua por tercera vez y me la dan. Tal como este último me dijo, si no nos ayudamos entre compañeros... Rodamos los tres a buen ritmo, entramos en un terreno de bajada, rápido pero no muy técnico… ¿y a quién alcanzo y dejo atrás por enésima vez?, si, a Gonzalo. Aún quedaban unos 20 kilómetros para la meta sin bajadas técnicas y con una subida final. En mi interior me temía que Gonzalo me alcanzara en la última subida del Pinguete, si no antes.

Miraba atrás y no se acercaba. Mis dos nuevos compañeros y yo rodábamos realmente rápido, pero en una zona de repechos hice un esfuerzo excesivo para el momento y me dio un amago de calambre en el muslo. Tuve mucho cuidado para que no me llegara a dar el calambre, porque si así fuera me hubiera hecho descabalgar y perder un tiempo precioso.

Los objetivos de los ciclistas del montón como yo no son subir al podium, sino que nuestras batallitas son otras, y en ese momento mi batallita la libraba con Gonzalo sin que el lo supiera. Mis dos compañeros de carrera se me escaparon, pero Gonzalo no me alcanzó más, y la explicación que yo me daba a mi mismo, aunque no se si será la verdad, era que en las subidas él había abusado de desarrollo largos y por eso me adelantaba y yo había usado más los desarrollos cortos, y ahora las consecuencias se manifestaban en las piernas.

Llegué a la zona de los olivos y a la aldea de Tujena. A lo lejos ya se veía el skyline de Paterna. En los llanos antes de Paterna iba solo y con el viento en contra. Miraba delante y atrás para ver si veía algún grupito salvador, pero no venía nadie. Bajé el ritmo contra mi voluntad, mirando atrás continuamente hasta que apareció ese grupito salvador como por arte de magia. Resucité y me pegué a ellos, di incluso un relevo en un momento de euforia, pero se fue del grupo el más fuerte disgregándose el resto. Me quedé con uno de Herbalife, con el que subí el Pinguete detrás suya sin poder pasarle, hasta que arriba en la cuesta fui el más rápido en meter plato grande, entrando delante suya.

Y con un tiempo de 4 horas y 35 minutos terminé los 93 kms. de competición, perdido en la clasificación general en el puesto número 100 de esta Copa de Andalucía, el 36 en master 30, pero en el primer puesto de la clasificación de los agonías, con lo que me consuelo, ya que cada cual se consuela con lo que puede.

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